La ciudad de Villa
Unión está ubicada cerca de la Ruta 40 en la provincia de La Rioja, al pie
de la falda sur de la Sierra de Famatina, sobre el río Bermejo, siendo la
cabecera del departamento General Felipe Varela.
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Villa Unión - Departamento General Felipe Varela |
Rodeado bajo la vista de la Cordillera
de los Andes y del Cordón del Famatina, la ciudad que antiguamente era llamada
“Los Hornillos” (por los hornos excavados en las cosas del río Las Cañas)
ofrece hoy en día los servicios turísticos más importantes de la provincia riojana,
en lo que es considerado el polo comercial del departamento.
El clima es
seco todo el año, pero la estación lluviosa es el verano: las lluvias duran
poco y cae poca agua, con eventuales tormentas. El resto del año, la ciudad y
los alrededores disfrutan de un clima soleado y agradable.
El nombre Villa Unión conmemora la
acogida que los vecinos le dieron a los pobladores que fueron desarraigados de
la estancia Guandacol, hecho que sucedió en épocas del mayorazgo de Brizuela y
Doria. En la zona anteriormente habitaba el antiguo pueblo indígena de los
pazioca, agro alfareros que usaron el riego del Río Vinchina - Bermejo en el
Valle, también conocido por su nombre diaguita: Capayán.
La ciudad fue edificada en
pleno Valle de Vinchina, en uno de los ambientes montañosos más destacados
de la provincia. Esta zona, a su vez, se mantuvo siempre en contacto con los
incas, porque era el paso obligado entre el Cuzco y Cuyo. Villa Unión es el punto de partida a
innumerables destinos de incalculable magnitud, sensibilidad y belleza.
¿QUÉ VISITAR?
- Parque Nacional Talampaya: La joya. Es uno de los tres parques nacionales de Argentina reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, siendo además uno de los atractivos más importantes que tiene la región, en especial la provincia de La Rioja.
El Parque, que ocupa una superficie de aproximadamente 215 mil hectáreas, preserva formaciones rocosas, fósiles de dinosaurios, petroglifos y la flora y fauna nativa de la zona. Y nos muestra también vestigios de como era la vida en este lugar hace millones de años, entre sus colores rojizos y marrones que logran transportar al visitante a otro mundo en el que en algún momento reinaron los dinosaurios y otras especies, hoy extinguidas.
El término "Talampaya" es de origen quechua y significa "río seco del Tala", refiriéndose a un árbol típico de la zona y con una definición más que sugerente del paisaje general que se manifiesta en la región. El clima árido se manifiesta con un monte achaparrado donde existen bosques de algarrobo, mezclados con jarillas y retamas que le dan una coloración amarillenta tan particular.
Geográficamente, estamos en presencia de una gran cuenca que en un pasado geológico tuvo un clima más benigno, con numerosos cursos de agua y extensas zonas pantanosas, pero que sufrió la influencia del surgimiento de los Andes, recibiendo así, toneladas de sedimentos volcánicos provenientes de la cordillera en plena eclosión, razón por la cual comenzó a cambiar climáticamente hasta quedar transformados sus cursos fluviales en hilos de agua que terminaron de desaparecer y se transformaron en cañadones (cursos fluviales secos). A su vez, la erosión eólica hizo un trabajo abrumador en la zona, generando formas antojadizas en las rocas de los colores rojos intensos, dada la existencia de importantes acumulaciones de óxido de hierro. Esto ha provocado paredones verticales de más de 100 metros de altura, que conforman un esbelto acantilado de variadas e increíbles formas.
Hay diferentes recorridos para descubrir y conocer todo el encanto de este impactante Parque, entre los que se destacan los siguientes:
Circuito Los
Pizarrones: Implica
un recorrido de casi 4 horas en el cual se sigue el cauce seco del río
Talampaya, enmarcado por sierras que tienen 200 metros de altura. Las paredes
de la quebrada han sido un pizarrón natural donde los nativos
expresaron su forma de vida, sus temores y sus creencias. Las formas más
comunes de ver son las figuras humanas con enormes máscaras, los
rastros de avestruz y otras formas de animales que rodeaban a estos primitivos
hombres. Además, en las cercanías se localizan “los morteros” también
conocidos como “tacitas”, que representan verdaderos cubículos donde los
nativos preparaban los colores para las representaciones en estas paredes
naturales.
Circuito El
Cañón: Es trayecto de 2 horas aproximadamente que recorre parte del
cañón de Talampaya, donde se descubren algunas de las formas más famosas del
Parque, entre las que se destaca el Monje, el Centinela, la Catedral o la
Torre de Ajedrez. En el fondo del cañadón se observa como un marco inigualable el
Nevado de Famatina, que es el que provee a la zona el agua de deshielo.
Circuito
Los Cajones: Se trata de la zona de nacimiento del río
Talampaya, ubicado a más de 1600 metros de altura. En este trayecto, que dura
alrededor de 6 horas, los visitantes se internan en el cañadón mismo, que en
algunos tramos se angosta permitiendo una acústica extraordinaria. Gracias a
que existen pequeños hilos de agua, se encuentra una vegetación un poco más
intensa que en el resto de la región. Es el lugar ideal para observar y fotografiar
a los pequeños cóndores que sobrevuelan la zona.
Circuito La
Ciudad Perdida: Es un gran cráter que contiene en su
interior una suerte de “damero laberíntico” donde la erosión eólica y
fluvial han provisto a las rocas de las más insólitas formas, como una ciudad
en ruinas, que se puede recorrer por los numerosos senderos naturales que
representan los arroyos secos que corren entre las piedras. En las
inmediaciones se ubica un mirador natural representado por una roca
de origen basáltico, que resalta por su renegrido color, la cual puede ser
ascendida sin dificultad para tener las mejores panorámicas de esta ciudad tan
particular. A su vez, muy cerca se encuentra “El Hotel”, un añoso
algarrobo que es la única posibilidad de acceder a un poco de sombra en muchos
kilómetros a la redonda. Este circuito tiene una duración aproximada de 10
horas, razón por la cual hay que organizarlo desde muy temprano.
Sendero de
los Dinosaurios: Recrea a lo largo de una senda de 230 metros de
extensión, mediante réplicas artísticas realizadas con fuerte base científica
con el asesoramiento de paleontólogos del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (Conicet), a escala natural, en fibra de vidrio y
resinas sintéticas, la fauna y la flora existente en el período triásico, en
orden cronológico, en el territorio que, en la actualidad, conforma el Parque
Nacional. También aloja una sala de proyecciones.
- Cuesta de Miranda: Es un tramo de la mítica Ruta 40 entre Los Tambillos y la localidad de Miranda al norte (la distancia entre ellos es de 27 km y 11,5 km forman parte de la "Cuesta") con grandes barrancos de paredes rojizas, junto con el serpenteante río homónimo de fondo, siendo catalogado como uno de los caminos más sinuosos de la Argentina. Fue construido en la década del 1920 y llegó a tener casi 800 curvas. Si bien en algunos pocos tramos no posee pavimento, contiene con un muro de rocas del lugar los posibles derrumbes.
Cuesta de Miranda alcanza hasta una altura de 2020 metros, que es donde se encuentra un impresionante mirador denominado Bordo Atravesado, desde el cual se ve cómo el angosto Río Miranda se escurre entre las coloridas montañas del cordón serrano de Famatina. Este magnífico recorrido posee un paisaje único, donde se conjugan los verdes de la vegetación del lugar, los rojos intensos provocados por la arcilla de la tierra y unos precipicios casi verticales que pueden llegar a producir pánico.
- Cañón de Anchumbil: Se
caracteriza por sus gigantes e imponentes formaciones rocosas de color rojizo,
pero lo realmente llamativo de este lugar son las huellas del pasado presentes
en él, en la forma de laberintos de rocas enormes pertenecientes al periodo
triásico (que datan de casi 280 millones de años atrás). Los mismos, en algún
momento, estuvieron en posición horizontal, pero con el surgimiento de
la Cordillera de Los Andes comenzaron a resquebrajarse y levantarse,
quedando de forma vertical y formando algunas asombrosas figuras, pasadizos,
escondites y laberintos. Una de las figuras más famosas es la del “Cañadón”,
una curiosa forma convertida en objeto de arte natural, que logró esta estructura
por los efectos del clima en la zona: la erosión del viento, la lluvia y los
intensos calores.
- Banda Florida: Es pequeña
población muy colorida, con casas de adobe, enclavada en una zona de cerros
bajos de fuerte color rojizo, a los que los vientos, ríos y lluvias le
cambiaron la estructura a lo largo de los siglos. Los pobladores viven de sus
viñedos y venden la uva a las pequeñas bodegas de la zona, como también sus
conservas de frutas y dulces. Frente a la plaza principal funciona la
cooperativa turística y un mercado artesanal, donde se encuentran artículos
realizados con madera, cardón, cerámica y tejidos.
En el
camino aparen figuras en roca con formas extrañas, algunas inclinadas o
caprichosas, hasta llegar a la zona de los petroglifos: Una gran piedra lisa
donde se encuentran estos grabados, que representan seres humanos, animales y
soles y que, a pesar de estar a la intemperie y de los movimientos de la tierra,
se mantienen allí inamovibles, sobre ambas márgenes del río Suri, gracias a las
areniscas expuestas en la zona, que tienen una pátina oscura en su superficie,
denominada “Barniz del Desierto” de color púrpura, azul, gris o negro
y refleja la luz solar como un espejo.
- Cañón del Triásico: Está
dentro de la Reserva Municipal Colorados de Banda Florida y su nombre obedece a
una combinación del color predominante de su superficie y al nombre de la
localidad más próxima. Este circuito turístico de 25 kilómetros se realiza en
gran parte por lechos secos de ríos, ofrece estaciones y miradores dedicados a
la geología, la arqueología, la flora y el paisaje. Tras pasar un portal de
madera, se recorren paisajes rocosos consolidados durante millones de años,
cuya quietud y silencio parecen retrotraer al génesis o un mundo aún no
habitado por humanos. Fue declarado reserva por su valor arqueológico, ya que,
en algunos puntos altos donde vivieron los primeros habitantes de la zona, hay
recintos, petroglifos y otros vestigios de hace miles de años.
- Guandacol: Es un
pequeño pueblo enclavado en un entorno natural agreste bellísimo, ideal para el
turismo aventura, trekking y cabalgatas. Sus habitantes originales fueron los
Guandacoles, un grupo aborigen perteneciente a los Capayanes que, junto a los
Diaguitas y Olongastas, conformaban los tres pueblos indígenas en que se
dividía el territorio de la provincia.
En este
poblado se puede visitar una cooperativa integrada por mujeres a quienes se
llama "teleras". Telera es aquella persona que practica el arte de
manejar los telares y que ha recibido ese don de sus mayores. Estos utilizaban
la lana de sus propias ovejas (convertida en vellón primero y luego en hilo)
para fabricar productos como vestidos y ponchos, que servirían para arropar a
las familias.
Aquí se
encuentra la casa de donde vivió su más célebre habitante y que da su nombre al
departamento riojano: El coronel Felipe Varela. Las "ruinas" son los
restos de una casa de adobe del siglo XIX que estuvo semiderruida, pero ha sido
restaurada.
También, a
dos cuadras de la plaza central se encuentra el llamado “Olivo Histórico”,
donde a su sombra descansaron los soldados del Ejército de los
Andes que marcharon de La Rioja a Copiapó (Chile) en 1817. Este árbol fue plantado
por las monjas Clarisas hace al menos 300 años y sobrevivió a la
extirpación de olivos americanos impuesta por el entonces rey de España Carlos
III en 1770 para evitar que compitan con la producción ibérica.
Situado a 7
km hacia el oeste del pueblo, se encuentra la Mina San Bernardo, un antiguo
establecimiento minero que otrora fuese un importante generador de desarrollo
económico para toda la región.
Pero sin
dudas, la mayor atracción es el Vallecito Encantado, con interesantes formas
talladas en la roca sedimentaria por la acción de la erosión de la lluvia y
viento, tales como “La copa del Mundo”, “El sombrero de mexicano”, “El paisaje
lunar”, entre otros. Se tratan de sedimentos antiquísimos, del período
carbonífero de la Era Paleozoica hace 360 millones de años, que pre datan
incluso a los famosos sedimentos del cercano Parque Nacional de
Talampaya y el Parque Provincial de Ischigualasto, en San Juan.
- Laguna Brava: Este Sitio
RAMSAR es un sistema de lagunas altoandinas salinas e hipersalinas de escasa
profundidad situadas por encima de los 3.000 msnm. Presenta una variada
biodiversidad asociada al humedal, con abundantes poblaciones estivales de aves
acuáticas endémicas y/o amenazadas, como los Flamencos Atoandinos (migratorios),
Parina Grande y Chica, eventos de nidificación aislados de ambas especies,
vicuñas y guanacos. Existen numerosas cuencas endorreicas que
forman lagunas situadas por encima de los 3500 msnm, entre las que se
destaca la Laguna Brava, un extenso espejo de agua de 17 km de largo por 3 km
de ancho llegando a cubrir una superficie aproximada a las 5000 hectáreas a 4230
msnm. Otra laguna importante es la Laguna de Mulas Muertas, ubicada al norte de
la anterior, a 4000 msnm, con una superficie de casi 700 hectáreas.
Esta región
fue utilizada históricamente por los Incas, para tránsito y como un importante
enclave para la dominación de las poblaciones locales chilenas o transandinas y
como lugar de tránsito hacia Chile. Existen en el área de reserva importantes
valores culturales, principalmente restos arqueológicos, como tamberias o “tampus
inkaicos” y plataformas ceremoniales como en la cumbre del volcán Veladero
(6436 msnm), que aún se sigue sin determinar su origen y antigüedad.
FIESTAS
- Fiesta Nacional del Peón Viñador
(enero): Auténtica expresión de agradecimiento a la madre tierra por
los frutos de los viñedos. Se realizan catas de vinos artesanales licorosos,
pateros y tipo torrontés.
- Chaya Riojana (febrero): Se
conjugan todos los ritos y leyendas en relación a los príncipes Chaya y
Pujllay, acompañados por los clásicos "topamientos" barriales, juegos
de harina y albahaca y comidas típicas.
- Carnaval de la Alegría (febrero): Durante dos
noches se realiza un desfile de comparsas, carrozas y batucada, de gran
relevancia en la provincia por la indumentaria y despliegue artístico.
El alto
espíritu religioso de los locales está presente en dos festividades muy
reconocidas. Una de ellas es en honor a su santa patrona la Virgen Nuestra
Señora del Rosario, el primer domingo de octubre. La otra, la del protector de
la localidad, San José, el 19 de marzo. En ambas el pueblo entero se moviliza y
se ofrecen puestos con venta de dulces caseros y comidas regionales.
#DATOARXA A TENER EN CUENTA ANTES DE VIAJAR
La villa se
ubica en la intersección de las rutas nacionales 76 y 40. No cuenta con
aeropuerto ni estación de trenes en actividad. La única forma de llegar sin
vehículo propio es en bus desde otras ciudades riojanas: Desde La Rioja
Capital, el viaje a Villa Unión dura unas 4 horas en bus, mientras que, desde
Chilecito, el viaje es de unas 2:30 horas.
CURIOSIDADES
Ha sufrido los embates de numerosos
movimientos sísmicos, de los cuales destaca el ocurrido en 1984 donde fueron
destruidos muchos edificios, razón por la cual la ciudad presenta hoy en día un
estilo moderno, con construcciones adaptadas a la realidad sísmica del lugar.
La calidez de su gente, su cultura, su gastronomía o su música y arte le aseguran al viajero un paso por estas tierras que dejarán una huella por toda su vida.
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